Hola Mundy, he leído tu comentario en koinonia en línea y me parece ejemplar sus actitudes de someterse a los mandatos de nuestra Santa y Madre Iglesia. Sin embargo, no debemos perder nunca de vista que los mandatos de la Iglesia son los mandatos del SEÑOR y la Iglesia nada puede cambiar, pues desde ese momento dejaría de ser fiel al SEÑOR y al Magisterio de la Santa Madre Iglesia. Sólo hay una Verdad, y esa la tiene el SEÑOR. ¿Qué pasaría si diesemos lugar a que cada cosa fuese interpretando a la manera de cada uno?. Habría que buscar las razones más profundas, y en el Magisterio están, del por qué nuestro SEÑOR lo ha querido así. No pretendo habrir ningún debate, porque no soy yo quíen para decir nada, pero el SEÑOR ha dejado un camino y a su Iglesia, asistida por el ESPÍRITU SANTO, la potestad de conducirnos por él. Pensemos que lo que pueda pasarnos con respecto al matrimonio, se puede repetir por segunda vez, pues nadie está perservado de ese riesgo, lugo, ¿que pasaría?. Cada vez que fallamos, uno de los dos, ¿tendríamos que volver a empezar con otro u otra, que a su vez ha tenido esa mala experiencia, o no?. Volveriamos a empezar a hacer la torre de Babel y no nos entenderíamos, pues al final todo quedaría según la verdad de cada uno. Y sólo hay una verdad. Una verdad que, como en estos días celebramos, muchos no quisieron ver, ni quieran verla y se desmarcan haciendo las cosas como ellos lo interpretan o creen. Y esto no lo digo por ti, ni por ninguno de ustedes. En primer lugag, no los conozco; en segundo lugar, no sé sus situaciones, y en tercer lugar solo comento mi opinión de forma general y cada uno que tome el camino que crea, sólo proclamo desde mi fe que el Camino, en nombre de JESÚS, lo marca la Santa Madre Iglesia, como tu dices, y no hay otro, pues sólo uno es el Verdadero: nuestro SEÑOR JESUCRISTO. Un fuerte abrazo para todos en XTO.JESÚS.
Querido amigo y hermano, te agrdezco la sinceridad y la confianza con que has comentado en mi blog.Entiendo el dolor que supone una separación y se que el juicio le corresponde a Jesucristo , por mi parte , me atengo a las herramientas de que dispone un cristiano, la palabra, la tradición y el magisterio y, el magisterio me dice : La Iglesia es muy sensible al dolor de sus miembros: al igual que se alegra con los que se alegran, también llora con los que lloran, (ver Rom 12, 15).
Como ha subrayado muy bien el Santo Padre en el discurso que nos dirigió durante los trabajos de la Asamblea Plenaria: «Estos hombres y estas mujeres deben saber que la Iglesia los ama, no está alejada de ellos y sufre por su situación. Los divorciados vueltos a casar son y siguen siendo miembros suyos, porque han recibido el bautismo y conservan la fe cristiana» (n. 2).
Así pues, los pastores han de mostrar su solicitud hacia los que sufren las consecuencias del divorcio, sobre todo hacia los hijos; se deben preocupar de todos y, siempre en armonía con la verdad del matrimonio y de la familia, traten de aliviar la herida infligida al signo de la alianza de Cristo con la Iglesia.
Así me teneis a vuestra disposición , tanto a mi como mi blog siempre dentro del amor a Jesucristo en su Iglesia.
Hola Mundy, he leído tu comentario en koinonia en línea y me parece ejemplar sus actitudes de someterse a los mandatos de nuestra Santa y Madre Iglesia. Sin embargo, no debemos perder nunca de vista que los mandatos de la Iglesia son los mandatos del SEÑOR y la Iglesia nada puede cambiar, pues desde ese momento dejaría de ser fiel al SEÑOR y al Magisterio de la Santa Madre Iglesia. Sólo hay una Verdad, y esa la tiene el SEÑOR.
ResponderEliminar¿Qué pasaría si diesemos lugar a que cada cosa fuese interpretando a la manera de cada uno?. Habría que buscar las razones más profundas, y en el Magisterio están, del por qué nuestro SEÑOR lo ha querido así. No pretendo habrir ningún debate, porque no soy yo quíen para decir nada, pero el SEÑOR ha dejado un camino y a su Iglesia, asistida por el ESPÍRITU SANTO, la potestad de conducirnos por él.
Pensemos que lo que pueda pasarnos con respecto al matrimonio, se puede repetir por segunda vez, pues nadie está perservado de ese riesgo, lugo, ¿que pasaría?. Cada vez que fallamos, uno de los dos, ¿tendríamos que volver a empezar con otro u otra, que a su vez ha tenido esa mala experiencia, o no?. Volveriamos a empezar a hacer la torre de Babel y no nos entenderíamos, pues al final todo quedaría según la verdad de cada uno. Y sólo hay una verdad. Una verdad que, como en estos días celebramos, muchos no quisieron ver, ni quieran verla y se desmarcan haciendo las cosas como ellos lo interpretan o creen.
Y esto no lo digo por ti, ni por ninguno de ustedes. En primer lugag, no los conozco; en segundo lugar, no sé sus situaciones, y en tercer lugar solo comento mi opinión de forma general y cada uno que tome el camino que crea, sólo proclamo desde mi fe que el Camino, en nombre de JESÚS, lo marca la Santa Madre Iglesia, como tu dices, y no hay otro, pues sólo uno es el Verdadero: nuestro SEÑOR JESUCRISTO.
Un fuerte abrazo para todos en XTO.JESÚS.
Querido amigo y hermano, te agrdezco la sinceridad y la confianza con que has comentado en mi blog.Entiendo el dolor que supone una separación y se que el juicio le corresponde a Jesucristo , por mi parte , me atengo a las herramientas de que dispone un cristiano, la palabra, la tradición y el magisterio y, el magisterio me dice :
ResponderEliminarLa Iglesia es muy sensible al dolor de sus miembros: al igual que se alegra con los que se alegran, también llora con los que lloran, (ver Rom 12, 15).
Como ha subrayado muy bien el Santo Padre en el discurso que nos dirigió durante los trabajos de la Asamblea Plenaria: «Estos hombres y estas mujeres deben saber que la Iglesia los ama, no está alejada de ellos y sufre por su situación. Los divorciados vueltos a casar son y siguen siendo miembros suyos, porque han recibido el bautismo y conservan la fe cristiana» (n. 2).
Así pues, los pastores han de mostrar su solicitud hacia los que sufren las consecuencias del divorcio, sobre todo hacia los hijos; se deben preocupar de todos y, siempre en armonía con la verdad del matrimonio y de la familia, traten de aliviar la herida infligida al signo de la alianza de Cristo con la Iglesia.
Así me teneis a vuestra disposición , tanto a mi como mi blog siempre dentro del amor a Jesucristo en su Iglesia.
Un abrazo